Aquellas personas que deseen reproducirlas,pueden hacerlo siempre que no se las Utilize en forma Comercial,y citando la Fuente.(Lic.Stella Maris Sironi)
Desintoxicar el espíritu, por Stella Maris Sironi
Somos un espacio complejo de estructuras, canales, fluidos, células, pensamientos, chispas de energía, sensaciones, pero también somos espíritu...
El espíritu alimenta la materia y sólo evoluciona a través de ella. Así como nuestro cuerpo físico se alimenta, metaboliza los nutrientes y excreta los desechos, el espíritu se alimenta de vibraciones, de tendencias, de creencias y de intenciones. Los absorbe como nutrientes, los incorpora de la misma forma en que el cuerpo físico hace que cada sustancia que ingerimos pase a formar parte del propio cuerpo y por más que no lo sepamos el espíritu elimina también una gran cantidad de toxinas invisibles, pero muy perniciosas. La desintoxicación del cuerpo necesita de una limpieza intestinal, higiene profunda de la piel, un buen lavado del hígado y todas las vías digestivas con tisanas de anís, cardosanto y cedrón. También la estimulación de las vías respiratorias, la higiene profunda de las mucosas, dietas depurativas y hasta ayuno.
El espíritu necesita desintoxicarse también. Sus invisibles tubos digestivos tienen que ser purificados, allí se acumulan creencias infundadas, viejos temores, fobias, resentimiento, odio, preocupación, ansiedad y todo tipo de sentimientos negativos que terminan aniquilando nuestra voluntad de vivir. Para liberar el espíritu de todo resabio enfermizo hay que estimular la capacidad de abrirse a reconocer qué cosas guardamos en nuestro interior y que no nos sirve. Qué cosas nos han hecho daño y no podemos perdonar. Quién se ha quedado en algún rinconcito dentro nuestro para recordarnos malignamente que no somos tan buenos, ni tan queribles, ni somos todo lo que se esperaba de nosotros. Así como las toxinas físicas hacen ácido nuestro interior y los tejidos enferman, las toxinas espirituales del enojo, el egoísmo y la hipocresía nos acidifican el espíritu y el corazón, nos ponen agrios y fríos. Hay que soltar y dejar ir lo que nos aflige. Hay que hacer espacio dentro nuestro para que vengan cosas buenas y frescas.
El espíritu alimenta la materia y sólo evoluciona a través de ella. Así como nuestro cuerpo físico se alimenta, metaboliza los nutrientes y excreta los desechos, el espíritu se alimenta de vibraciones, de tendencias, de creencias y de intenciones. Los absorbe como nutrientes, los incorpora de la misma forma en que el cuerpo físico hace que cada sustancia que ingerimos pase a formar parte del propio cuerpo y por más que no lo sepamos el espíritu elimina también una gran cantidad de toxinas invisibles, pero muy perniciosas. La desintoxicación del cuerpo necesita de una limpieza intestinal, higiene profunda de la piel, un buen lavado del hígado y todas las vías digestivas con tisanas de anís, cardosanto y cedrón. También la estimulación de las vías respiratorias, la higiene profunda de las mucosas, dietas depurativas y hasta ayuno.
El espíritu necesita desintoxicarse también. Sus invisibles tubos digestivos tienen que ser purificados, allí se acumulan creencias infundadas, viejos temores, fobias, resentimiento, odio, preocupación, ansiedad y todo tipo de sentimientos negativos que terminan aniquilando nuestra voluntad de vivir. Para liberar el espíritu de todo resabio enfermizo hay que estimular la capacidad de abrirse a reconocer qué cosas guardamos en nuestro interior y que no nos sirve. Qué cosas nos han hecho daño y no podemos perdonar. Quién se ha quedado en algún rinconcito dentro nuestro para recordarnos malignamente que no somos tan buenos, ni tan queribles, ni somos todo lo que se esperaba de nosotros. Así como las toxinas físicas hacen ácido nuestro interior y los tejidos enferman, las toxinas espirituales del enojo, el egoísmo y la hipocresía nos acidifican el espíritu y el corazón, nos ponen agrios y fríos. Hay que soltar y dejar ir lo que nos aflige. Hay que hacer espacio dentro nuestro para que vengan cosas buenas y frescas.